sábado, 23 de octubre de 2010

Clase 5

Clase 5

¡A LEER...!!!!!!

  • Se armó una pequeña biblioteca, que fueron organizados en cajas
  • En una mesa se distribuirán libros y revistas.
  • Se les permitirá a los alumnos exploren y decidan la lectura que prefieran. Momento de lectura que estaría centrado en los colores, siguiendo la idea de construir caminos lectores.

  • Los alumnos dispuestos cómodamente en el aula realizan sus lecturas y transitan por una variedad de textos, leyendo en forma sostenida, por placer, como fuente de goce y de entusiasmo
  • Dar el tiempo necesario para que lean lo que deseen.

  • Comentario sobre lo leído.
  • Los textos que más les agradaron.
  • Realizar lectura oral de la parte del texto que más les llamó la atención o gustó.


















 

viernes, 15 de octubre de 2010

Clase 4

Clase 4

  • Se continúa en esta clase con la lectura de un cuento.
  • Los alumnos deberán crear un nuevo final, o una nueva historia.
  • Observar la creatividad en sus producciones y el compromiso puesto por cada uno o el grupo frente al desarrollo de la actividad.
  • Pasar a leer lo producido, permitiendo así, el desarrollo de la autonomía de poder expresar sus trabajos frente a los demás, e ir superando inhibiciones, temor o nerviosismo de hablar frente a otros y poder escuchar y escucharse.
-  Sentados en círculo leerles el cuento "Cuento para jugar a la Mancha" del escritor Oscar Salas, al que ellos conocen en personas pues tuvimos la suerte de que en una oportunidad nos visitara en la escuela, y nos deleitara con sus canciones, poesías y cuentos.


CUENTO PARA JUGAR A LA MANCHA.

        Esta es la historia de una mancha que un día se puso a jugar a la mancha con un quitamanchas.
        - ¡La tenés vos! - Exclamó ella corriendo por el patio.
        El la persiguió para devolvérsela y cuando la tocó, ¡Fsss!... ¡La borró!
        - ¡Qué terrible accidente! ¿Y ahora con quién voy a jugar? -se preguntó el quitamanchas.
        Después de pensar un rato, fue a verlo a su amigo el pintor, para que pintara la mancha de nuevo.
        -¿Y cómo era esa mancha? -preguntó don Colorete, mientras revolvía en su valija buscando un pincel.
        - Bajita, más bien gordita y... Mmm ... ¡Qué se yo, como una mancha! -trataba de describirla el quitamanchas.
        -¿Así? -preguntó el artista salpicando una tela con pintura azul.
        - No... No tan arrugada... Ni tan oscura...
        - Veamos. ¿Como ésta otra?
        - Tampoco... Sin tantas pecas en las mejillas.
        - Bien, cambiemos de técnica -propuso el pintor metiendo los dedos en un tarro de pintura verde y enchastrando una hoja de papel.
        - No, ninguna se le parece -dijo apenado el quitamanchas.
        Y don Colorete hizo todas las manchas que sabía y las que se le ocurrió inventar, Pintó con los bigotes y hasta con el dedo gordo del pié. Cuando se le acabaron las telas y los papeles, siguió en el techo y las paredes.
        Pero todo fue en vano; no dieron con la mancha que había borrado el quitamanchas jugando a la mancha.
        Muy triste salió el quitamanchas de la casa del pintor.
        Al llegar a la esquina se encontró con don Tizne, el deshollinador que limpiaba la cueva de un dragón, quien le ofreció su capa y su plumero, por si le servían las manchas de carbón.
        Como encontró la que buscaba, el quitamanchas caminó hasta la cueva del dragón, que tenía manchas de ceniza en las patas y en las gruesas escamas. Y se llevó otra decepción.
        Siguió caminando y se topó con un enorme edificio con un cartel que decía: "Fábrica de Manchas".
        El quitamanchas entró corriendo y el dueño, don Manchón, lo recibió.
        - ¡Ha venido al lugar indicado! - le dijo don Manchón- Aquí las hacemos de todo tipo, tamaño y color.
        ¿Cómo es la mancha que necesita?
        - Es como una mancha... -dijo el quitamanchas.
        - Ah, no, mi amigo. Las hay de muchas clases: Manchas de cebolla para llorar,de tinta para llevar a la escuela, de crema y chocolate para los cumpleaños y muchas más. ¿Qué modelo va a llevar?
        - ¿Modelo? - se asombró el quitamanchas.
        -Si señor -le explicó don Manchón- hay modelos muy antiguos, como las manchas de humedad que van en las paredes de los viejos castillos.
        Y también las hay último modelo, como las que se pegan en los trajes de los astronautas.
        ¿Usted para qué la quiere?
        -Para jugar a la mancha! -dijo el quitamanchas.
        -¡Ah!... -exclamó asombrado don Manchón, pues era la primera vez que le hacían un pedido semejante.
        -Lo lamento, no fabricamos esa clase de manchas.
        Pero dígame, ¿cómo se juega a la mancha?
        -Es muy fácil, vea: ¡La tiene usted! - dijo el quitamanchas tocando a don Manchón en la rodilla.
        - ¡Ahora devuélvamela, si puede!
        Entonces empezaron a correr por todo la oficina y armaron total zafarrancho que los empleados de la fábrica se asomaron para ver qué ocurría. Y como también ellos quisieron participar, toda la gente de la fábrica de manchas se puso a jugar a la mancha.
        El policía de la esquina, al escuchar tanto ruido, pensó que había ladrones. Y cuando entró corriendo, machete en mano, alguien lo tocó en la nariz, diciendo: ¡La tiene el policía!
        Los bomberos, que justo pasaban por ahí, creyeron que había un incendio. Pero cuando cruzaron la puerta con hachas y mangueras, el quitamanchas tocó a uno en el casco.
        -¡La tiene el bombero!
        Y todo el mundo se puso a jugar a la mancha.
        Los chicos, los grandes, los viejos, los perros, los gatos, los sapos y las comadrejas. Hasta los astronautas que viajaban en sus naves espaciales.
        Y mientras jugaban, se llevaban por delante los tarros de pintura, los huevos de las gallinas, el aceite de freir las empanadas y las pelelas de las abuelas. Y así todo se fue llenando de manchas que también se pusieron a jugar a la mancha.
        Y yo, que estaba escribiendo la historia de una mancha que un día se puso a  jugar a la mancha con un quitamanchas, tengo que terminarla acá. Porque recién vino el cartero y en vez de una carta, me pasó la mancha.
        Así que me voy corriendo a perseguir a alguien, porque todos en mi pueblo están jugando a la mancha.
Oscar Salas.
(Cuento extraído del libro Cuenta Destraba y Adivina del autor.)


  • Se preguntó si ellos sabían jugar a la mancha.
  • Salimos un rato al patio a jugar a la mancha.
  • De vuelta al aula, se les entregó una hoja donde el alumno debía crear un nuevo final, inventar un nuevo cuento relacionado con la mancha y el quitamanchas o contar dónde estaba la mancha mientras estuvo desaparecida.
- Alumnos trabajando en sus producciones.








  • Pasaron a leer sus producciones.






























martes, 12 de octubre de 2010

Clase 3

Clase 3

  • En esta clase, se les leerá un cuento al grupo de alumnos.
  • Luego se entregará a cada grupo el texto para que realicen ellos una lectura.
  • Brindar la posibilidad que el alumno en forma individual o en grupo pueda expresarse en forma escrita, inventando un final para el cuento, donde se observará su imaginación, creatividad y coherencia.
  • Permitir que cada alumno o grupo pase a leer su producción, de este modo los alumnos irán creciendo en autonomía para expresar en forma oral lo creado por ellos mismos, frente a los demás.


¡CUÁNTO TRABAJO!

         Una tarde, después de que  había llovido mucho, mucho, mucho, apareció en el cielo un fantasma brazos muy largos y con manos enormes. Estaba apoyado en la punta de dos montañas. Era un gigante, que de a poquito, se fue comiendo todos los colores: el rojo de las manzanas, el verde de las hojitas, el violeta de las uvas y el amarillo del sol. Todo quedó blanco.
         Los chicos ya no querían jugar porque los juguetes estaban desteñidos, no tenían ganas de comer chupetines porque estaban desabridos. Los animalitos dormían todo el día porque el sol no los alumbraba y nadie quería festejar su cumpleaños porque los globos estaban transparentes.
         Doña Ilusión muy alegre que era la encargada de ponerle color a todo, estaba muy afligida. Ahora tendría que pintarlo todo de nuevo. ¡Cuánto trabajo!...


¿Cómo terminarías el cuento?
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  • Aquí algunos finales del cuento que escribieron los niños.
          Al día siguiente, Doña Ilusión, convocó a todos los habitantes del pueblo a una reunión para conversar sobre el tema, allí todos se pusieron de acuerdo y Doña Ilusión mandó a los habitantes a sus casas a buscar materiales para pintar.
          Al rato, nada más, todos se juntaron en la plaza y empezaron a pintar, cuando terminaron de pintar todo quedó como esa tarde, y Doña Ilusión junto con los habitantes pudieron vencer al fantasma.
Karen y Dany


           Doña Ilusión comenzó a pintar, como se cansó, llamó a su burro para que le ayudara a pintar, pero el burro se cansó y llamó a la burra, comenzaron a pintar los tres, pero también se cansaron mucho y se fueron a dormir. Al amanecer, Doña Ilusión, como estaba muy viejita, había fallecido, los dos burros se afligieron mucho, entonces, llamaron a un guerrero para que los ayudara.
          -¡Tengo una idea! - exclamó el guerrero.
          -¡Vamos a matar al fantasma!
          Entonces el guerrero avanzó hacia las montañas.
          Logró vencer al fantasma y devolvió los colores al pueblo.

Paloma y Candela

          Todos en el pueblo estaban muy triste. Doña Ilusión empezó a pintar el pueblo y todos los habitantes se pusieron muy alegres por los colores: rojo, verde, violeta, amarillo, rosa, naranja, azul y celeste.
          Y el pueblo volvió a la normalidad con sus lindos colores brillosos.
Tiana, Brisa y Tamara.

          Luego a Doña Ilusión se le ocurrió una idea, llamaría a todos los habitantes del pueblo para que le ayudaran a pintar todo de nuevo. Pero todavía faltaba pintar algo, ¡al fantasma!.
          Una noche Doña Ilusión, con los habitantes del pueblo se fueron con pinturas, hacia la montaña y pintaron los brazos del fantasma, que dormía.
          A la mañana siguiente, cuando el fantasma se despierta, ve que en sus brazos le habían pintado el pueblo con muchos colores y huyó asustado.
          Así el pueblo recuperó su color.
Luz y Lara.

          Doña Ilusión, pintó todo de nuevo y el sol empezó a iluminar a los animalitos y los niños volvieron a jugar con sus juguetes, la gente estaba muy feliz porque todo había vuelto a la normalidad y los niños ya pudieron festejar sus cumpleaños porque los globos ya no estaban transparentes y la gente se puso feliz para siempre.
Lucio, Rodri y Andrés.

          Doña Ilusión contrató a dos hombres para que pinten todo lo que se volvió sin color.
          A la tarde siguiente terminaron de pintar todo y entonces quedó todo de color.
          Los globos, las manzanas, las hojas, las uvas, el amarillo del sol y entonces todos los chicos pudieron festejar y jugar entre ellos.
Erika


           Antes de pintar el pueblo, Doña Ilusión tuvo una idea, ir a hablar con el fantasma, para que reaccionara y devolviera los colores que se había tragado, entonces el fantasma se sintió muy triste y avergonzado por lo que había hecho, entonces le pidió disculpas y el fantasma dijo que quería pagar por lo que había hecho. Doña Ilusión le dijo que le ayudara a pintar el pueblo.
Doña Ilusión y el fantasma comenzaron a pintar de celeste, el cielo, de amarillo, el sol; de rojo, las manzanas; de violeta, las uvas; y de verde, las hojas.
          Después de mucho trabajo terminaron y todos los habitantes volvieron a ser felices.
Cristian.

          La viejita comenzó rápidamente a pintar las paredes de las casas, luego los techos, las flores, las mariposas y a los chupetines les dió sabor; pero aún le faltaba mucho por pintar.
Luego siguió con una montaña, allí encontró una cueva muy vieja donde apareció de la nada, una varita mágica y con ella derrotó al fantasma.
          Después pintó todo el pueblo con  maravillosos colores, y a Doña Ilusión la nombraron protectora del pueblo.
Meli, Jere y Brenda.

  • Los alumnos pasaron a leer sus producciones.
  • Algunos de los trabajos de los alumnos, que además de escribir el final al cuento, quisieron ilustrar.









martes, 5 de octubre de 2010

Clase 2 -

  • Leer algunas adivinanzas, relacionadas con los colores.
Estoy en el cielo
también en el mar,
en algunas flores
y en el pavo real.

Llevo como payaso,
de colores mi chaqueta,
pero solo me puedes ver
cuando cesa de llover.

Estoy en la sangre,
estoy en la flor,
adorno a los pájaros
y soy un color.

  • Permitir que ellos digan algunas.

  • Sentados en semicírculo, se realizó la lectura del título del cuento, dando lugar a anticipaciones sobre qué les sugiere el mismo.
  • Lectura del cuento en voz alta por el docente.
  • Se entregará un libro a cada alumno, o algunos reunidos de a dos, realizar una lectura silenciosa del cuento.
  • Realizar un comentario sobre el cuento y elegir una parte del mismo, para leer en voz alta.
  • Se contó el cuento "Un pueblo gris" del libro Color de ciruela 2, Editorial Kapeluz, pág, 114, 115 y 116.
UN PUEBLO GRIS.

      Había una vez un pueblo gris. Todo, todo, todo gris. La calesita era gris, los guardapolvos eran grises, los autos eran grises y la bufanda de Facundo era gris. No había semáforos (ya se imaginarán por qué) y el único juego divertido era Las Damas, que se jugaba con fichas color gris clarito y gris muy oscuro.
      Ni siquiera era bonito cuando llovía, porque era un día gris como cualquier otro y además no salía el arco iris.
      Facundo vivía en una de las tantas casitas grises del pueblo y soñaba con poder hacer algo bien divertido.
      Un día, cuando la mamá había terminado de lavar los platos, en un vaso quedó un poco de agua con jabón gris. Facundo, aburrido, tomó una pajita de gaseosa y sopló por soplar.
      En la punta de la bombilla, una burbuja empezó a crecer, hasta soltarse y flotar en el aire. Facu la miró extrañadísimo, porque crecía y crecía cada vez más. De pronto, ¡PLUM!, estalló como un globo al pincharse con un clavito de la pared.
     Y no lo van a creer, pero todo el lugar donde explotó la burbuja, se salpicó de color verde, re - verde. Entusiasmado, Facundo metió de nuevo la pajita en el agua jabonosa y esta vez partieron dos pompas enormes, que pintaron el armario de amarillo y la mesa de rojo.
Facu salió corriendo a los gritos a buscar a sus amigas.
     - Vengan a ver los colores, vengan a ver las pompas mágicas! - gritaba.
     Leticia, Tatiana y Penélope miraron la casa con los ojos más grandes que naranjas.
-¡Vamos a pintar el pueblo! - dijeron a un mismo tiempo.
     Pusieron en vasitos la mezcla espumosa, le sacaron a los papis las bombillas del mate, y sopla que te sopla todo se empezó a llenar de colores. Eso sí, a veces quedaba un árbol violeta o una rana rosa, pero igual era maravilloso. Cuando se llenó el cielo de globos celestes, vino una nube y tiró unas gotitas de lluvia.
     Entonces toda la gente del pueblo salió de sus casas para ver cómo aparecía un arco allá arriba, con tantos, pero tantos colores, que nadie los pudo contar.

Otras actividades que se realizaron en base al cuento "Un pueblo gris"
  • Conversar con los alumnos sobre el contenido del cuento y las combinaciones de los colores.
  • Se entregaron hojas, donde se expresaron creativamente, imaginando los colores con que quedó teñido el pueblo al explotar las pompas de jabón, haciendo combinaciones de colores.
  • Para representarlas, se entregaró a cada grupo, témperas con los colores azul, rojo y amarillo y un sorbete, para imitar las manchas.












Aquí algunas de las creaciones que resultaron.










  • Se pidió a los alumnos que observaran las manchas de sus creaciones y trataran de encontrar en ellas figuras escondidas.
  • Luego inventarles alguna frase, pequeña historia, rima graciosa o no.
  • Como algunos niños dijeron que porque no hacíamos burbujas como había hecho Facundo del cuento, se realizó el preparado para hacer pompas de jabón, y este fue el resultado... los chicos felices...

         
       
  •  Descubrieron que en las burbujas podían ver los colores del Arco Iris.